Esta construcción, bajo la calle de Argentina, pertenece al centro sagrado de la zona y se extiende bajo la librería Porrúa, el inmueble de policías y del edificio San Miguel, siendo en este último donde los arqueólogos plantean que ahí probablemente se encontraba el altar principal.
Parte de un edificio prehispánico que medía 40 metros de longitud, que fue ocupado por los mexicas desde 1427 hasta la llegada de los españoles y del cual se conserva un contrafuerte, una escalinata, una alfarda y un edificio más antiguo que está al interior de esa estructura, podrá observarse en los próximos meses a través de dos ventanas arqueológicas sobre la calle de Argentina casi esquina Donceles.
“Es un basamento dedicado a un dios, pero hasta el momento no hemos encontrado un elemento arqueológico que lo pueda corroborar (escultura u ofrenda), preferimos no dar nombres y ser prudentes en ese sentido”, destacó Raúl Barrera, coordinador del Proyecto de Arqueología Urbana (PAU) de Templo Mayor.
Esta construcción mexica que pertenece al centro sagrado de la zona, se extiende por debajo de los edificios contiguos a la calle de Argentina, es decir, debajo de la librería Porrúa, del inmueble de policías y del edificio San Miguel, siendo en este último donde los arqueólogos plantean que probablemente ahí se encontraba el altar principal y que al igual que Templo Mayor, tenía dos cuerpos en su cima.
“Anteriormente, entre el año de 1996 y 1998, se intervino el edificio que está marcado como 25 de la calle Luis González Obregón, el arqueólogo Francisco Hinojosa que estaba a cargo del PAU, encontró un muro en talud bastante alto, de 4 metros aproximadamente y restos de piso. Entonces ya teníamos un dato importante para los actuales trabajos en la parte norte de la zona, aunque no sabíamos la forma de la estructura pero nos marcaba que ésta debía cruzar la calle de Argentina”, explicó ayer Raúl Barrera en el auditorio Matos Moctezuma del Museo Templo Mayor.
Por sus características, añadió, debe de ser uno de los edificios más relevantes dentro del Recinto Sagrado, “y es un hallazgo muy importante que nos viene a confirmar, corroborar y corregir lo que sabíamos de estos grandes basamentos: que existían los grandes basamentos dentro del recinto y éste es uno de ellos, uno de los más importantes que estaban al norte del Templo Mayor”.
Barrera platicó que como parte de la rehabilitación del corredor peatonal Seminario-República de Argentina, la Autoridad del Espacio Público colocaría unos árboles sobre Argentina, por lo que hicieron agujeros (pozos de sondeo) de un metro de profundidad para plantarlos, pero en ese momento los arqueólogos detectaron un muro con piedras y así comenzó el hallazgo.
“Estos vestigios se van a exhibir, vamos a tratar de que se hagan unas ventanas arqueológicas pero para que queden en las mejores condiciones de control humedad, se ha hecho un análisis completo y estos vestigios se podrán preservar. Se sigue trabajando para que se puedan abrir al público, los avances ya son grandes, pero nuestra preocupación es que queden bien (conservados), de lo contrario no estaremos de acuerdo en ello (en hacer las ventanas)”, dijo.
Gran edificio
Los elementos que la arqueóloga Rocío Jiménez González identificó de este basamento prehispánico, mismos que se consolidaron y restauraron, son: tres escalones de 1.25 metros de alto, una alfarda de 3.40 metros de largo, un contrafuerte, una estructura con piedras saledizas y una obra hidráulica del siglo XVI.
“Al norte de la estructura encontramos un muro que está en forma de talud, roto por la incrustación de un tubo que tiene que ver con el sistema de drenaje que se construyó en la época de Porfirio Díaz y creemos que se unía al colector de aguas negras que también rompe por la mitad a la zona”, destacó la arqueóloga.
Del lado más cercano a la zona arqueológica, es decir, a unos pasos del acceso que está sobre la calle de Donceles y justo donde empieza la calle de Argentina, registraron una escalinata (tres escalones) de 1.25 metros. “Nos percatamos que estaba recubierta con estuco pero la incesante entrada de agua negra lo perjudicó mucho, algunos los recuperamos y se están tratando de mantener”
Esta escalinata está adosada con una alfarda, dijo, la cual es importante porque mide 3.40 metros de largo, “es de las alfardas más anchas encontradas dentro del recinto sagrado. Excavamos hasta 5 metros de profundidad y nunca encontramos hasta donde desplantaba la alfarda, ni el piso del que salía, ni el desplante del edificio”.
Otro elemento encontrado fue un contrafuerte y otro edificio dentro de una estructura de piedras saledizas. El muro de piedras saledizas o muro picudo ya que tiene lajas que sobresalen de las hileras de piedras, fue hecho con pizarra y basalto, y quizá la función de los ‘picos’ fue para sostener estucos, una simple fachada o la representación de una montaña áspera, destacó.
¿A qué años pertenece este edificio? Jiménez González indicó que de 1427 hasta la llegada de los españoles. “Para la etapa III (1427-1440), durante el reinado de Itzcóatl, justo pertenece el edificio que está dentro del edificio de piedras saledizas, del cual se desprende el contrafuerte y la alfarda”.
Para 1440 la parte norte del edificio tuvo una ampliación de un metro con 24 centímetros y ”para la etapa V de Tizoc, es cuando el edificio alcanzó sus mayores dimensiones, alcanzó los 40 metros de longitud, es un dato importante si pensamos que Templo Mayor para la etapa VI medía 83 metros, es decir, este edificio hallado mediría lo que fue la mitad de Templo Mayor”.
Además, los especialistas detectaron 41 mantenimientos de capas de estuco lo cual indica un constante cuidado del edificio, y hallaron restos de pigmento rojo que se fueron perdiendo por el paso de aguas negras. Para los años de 1502 a 1521, encontraron pocos elementos, como fragmentos de pisos que estaban a 70 centímetros por debajo del actual piso.
“A pesar de todo, está bien conservado y no fue del todo destruido a diferencia de otros edificios, eso se debe a que la calle de Argentina siempre ha sido una calle, por ejemplo en 1525 fue la Calle Real de Tlatelolco”, concluyó Jiménez González.
Con información e imágenes de La Crónica de Hoy